El alacrán y su naturaleza

Cuenta la historia que un gran maestro oriental, cruzando un río poco caudaloso, vio a un alacrán que se ahogaba. El maestro compadecido de este pobre animal, le extendió la mano, y lo dejó subir por su brazo para salvarlo. Tan pronto el alacrán se sintió a salvo, le clavó su aguijón a su benefactor; este lo soltó, pero nuevamente se llenó de compasión y lo dejó subir una vez más a su brazo. 

Un niño que inocentemente presenciaba la escena le preguntó al maestro: 
- ¿Si usted sabe que le va a picar, por qué lo salva?, el maestro le replicó: 
- El alacrán lo único que sabe es picar, y yo lo único que sé es salvar. 

Queridos amigos, Jesús dio su vida por ti y por mi para salvarnos, porque el vino a este mundo para “salvar lo que se había perdido” Lucas 19:10. ¡Qué esperanza nos da esta promesa, verdad que sí?, no importa nuestra condición, Jesús extiende su mano para salvarnos.